Josefina Ayala, abogada PUCV: De Valparaíso a Nueva York.

Josefina Ayala es abogada de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Titulada el año 2016, ha construido una exitosa carrera profesional. Por video llamada, la entrevistamos, para que nos contara los secretos de su carrera profesional, la cual ha llamado la atención de medios como Latinvex y Diario Financiero, los cuales la han incluido en sus premios y notas.

Josefina Ayala es abogada de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Titulada el año 2016, ha construido una exitosa carrera profesional. Por video llamada, la entrevistamos, para que nos contara los secretos de su carrera profesional, la cual ha llamado la atención de medios como Latinvex y Diario Financiero, los cuales la han incluido en sus premios y notas.

¿Cómo llegas a trabajar en Nueva York como abogada?

Fue algo progresivo. Todo partió con una ayudantía. Como me interesaba el derecho corporativo, postulé y quedé como ayudante de Derecho Civil Económico. Más tarde, me fui a Santiago, a hacer la práctica y a establecer redes de contacto en mi profesión.

Apenas rendí mi examen de grado me fui a la Universidad de París a estudiar un programa de mercados internacionales, donde me fue muy bien, pues pude profundizar en derecho corporativo internacional.

Cuando volví de París, con recomendaciones de ex-profesores de la Universidad, me contrataron en Claro & Cía, la mejor oficina en materia de derecho corporativo y litigios. Allí estuve cuatro años y llegué a ser abogada asociada en materia de derecho corporativo. EN esos años aprendí muchísimo, de finanzas, adquisiciones, fusiones, etc. Sucede que algunas empresas chilenas van a Estados Unidos a expandir sus operaciones, buscar capital, etc., por lo que hay que asesorarlos en las transacciones internacionales con sede en Nueva York. Eso me permitió conocer las oficinas de abogados de Nueva York, sus normativas, su modo de operar y su cultura legal.

Entonces, se dio la oportunidad de iniciar un Master en la Escuela de leyes de la Universidad de Columbia (Columbia Law School), una de las más prestigiosas del mundo. Paralelamente, empecé a hacer clases de posgrado en la Universidad Adolfo Ibáñez, en derecho privado.

Estaba viviendo en Estados Unidos cuando, fruto de los contactos de Claro & Cía. Con una oficina de abogados estadounidense, me lle ga una oferta de esa oficina para trabajar en temas legales relacionados con Latinoamérica. Actualmente trabajo como abogada en Willkie Farr & Gallagher, donde veo tanto temas para latinoamérica como asuntos nacionales de Estados Unidos.

Como ves, ha sido un proceso largo, progresivo y donde lo importante ha sido la coherencia de mi trayectoria. Cada paso dado me acercaba más a mis metas. No ha sido algo de suerte, sino hay un proyecto detrás.

¿Qué valoras de la formación de la PUCV?

En primer lugar, debo decir que es una Facultad de Derecho de excelencia, donde tuve grandes profesores. Rescato especialmente la enseñanza de los fundamentos del derecho. El conocer la lógica detrás de una norma, el saber esos conceptos básicos me dio una lógica de pensamiento legal, que trasciende las áreas de derecho, incluso trasciende también los países y sus jurisprudencias. Porque si te quedas solo con lo superficial, puedes proponer soluciones jurídicas a los problemas y evitar propuestas que traen más problemas y más complejidades.

 

La carrera de Derecho es una de las que más claramente marca la diferencia entre la disciplina (las Ciencias jurídicas) y la profesión (la abogacía) ¿Qué rescatas de la enseñanza de ese rol profesional?

En Chile están muy claramente separados, al punto que la licenciatura la entrega la Universidad y el título la Corte Suprema. Cuando empecé a estudiar pensaba que la carrera empezaba y terminaba en los 5 años de estudio y que lo aprendido en ese lapso me serviría para los siguientes 40 años de ejercicio profesional. Bueno, no es así. Lo que aprendes en el pregrado es solo la base para desarrollarse. Es importante seguir haciéndolo con rigor y de la mejor manera posible cuando ya estás titulada primer lugar. Porque aprendí que las posibilidades de ejercer el derecho van siempre más allá de lo que te pueden enseñar en las aulas en tan pocos años. Sobre el rol profesional, más allá de las asignaturas, los profesores sirven de modelos cuando conoces sus propias carreras: no solo está la opción de litigar, o de ejercer el derecho civil, sino también hay muchas otras áreas como la diplomacia, la política, el derecho internacional, etc. Incluso, es importante mirar más allá de lo que los profesores hacen o te muestran en el aula. Los 5 años del pregrado solo dan las herramientas para que construyas ese rol con los años.

 

Desde afuera y con tu experiencia ¿Qué cambios ves en el mundo laboral?

Veo un mundo laboral más globalizado. Estudiar o trabajar afuera se ve más cercano que nunca: hay más puertas abiertas, más oportunidades que antes. El mundo de las organizaciones en Chile es más grande y está mucho más conectado que antes. Desde la década de los 90 que hubo una apertura que se nota mucho hoy.

Por otra parte, el mercado laboral para abogados noveles está más difícil, pero si se logra aterrizar bien en un lugar y desempeñarse de modo que llame la atención positivamente en los primeros años, entonces el mercado se abre mucho. Es decir, si empieza bien, las oportunidades siguen llegando. Para los abogados con 4 a 5 años de experiencia, hay hartas posibilidades. De todos modos, hay que salir a buscar las oportunidades, construirlas, tener metas y un proyecto.